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lunes, abril 19, 2004

TODOS A COMERRRRRRRRRRRRRRR!!!!

“Son la 9 de la mañana de un domingo radiante. Mucho sol y brisa suave, para culminar este fin de semana con un delicioso asadito familiar” se escucha en el radiodespertador de la pieza más grande de la casa.
Las persianas se levantan, el sol ya interrumpe el placido descanso de algunos de los futuros comensales.
Zambas, pasos dobles, chacareras y malambos, son la musicalización ,dominical, perfecta de muchas casas argentinas.
¡ todos arriba!”, se siente el retumbar de una voz masculina potente, que parece no tener ánimos de volver a decirlo. ¡ es domingoooooooooooooo!, una respuesta al unísono de los más jóvenes de la casa. Con caras largas, cabellos revueltos y sin opción alguna, se los ve entrar en la cocina, arrastrando las pantuflas.
Cae el carbón sobre el asador, y comienza la “hazaña dominguera”.
Las mujeres preparan la variedad de ensaladas. Ya el panadero se deshace de las últimas varillas de pan francés, y los vecinos se pelean por ser uno de los beneficiados.
La abuela, algo sorda ya, llega dos horas antes de lo previsto.
El calor de las brazas indica que la carne debe ser puesta sobre al parrilla, y el “tic tac” del reloj comienza la cuanta regresiva.
Las tías comentan las últimas novedades de las telenovelas y se divierten hablando de las vidas de otros. Mientras tanto los hombres pasan horas compartiendo la variedad de técnicas para asar y aventurándose en los resultados del fútbol.
La mesa esta puesta, el vino en su lugar, los hombres por un lado, las mujer por otro y algunos más jóvenes les toca , otra vez, sentarse en la mesa de los niños.
“¡Un aplauso para el asador!”, grito típico que señala el permiso para comenzar a “devorar”.
Discusiones de política, religión y de la juventud de hoy, son los “tópicos”, más comunes, en el tablón familiar.
Llega la ensalada de fruta, y la sobremesa, que no puede faltar. Algunos con guitarra en mano van poniéndole alegría a la despedida de un asado mas.
En el patio, el panorama es desolador.. la parrilla vacía y las brazas van perdiendo el color, que hace menos de dos horas, regalaban.
Se acaba el domingo, pero por suerte ya falta menos para el próximo asado

lunes, abril 12, 2004

Mi mamá me mima

Edipo sin resolver. Discusiones matrimoniales. Detrimento de cocinera. Comparaciones sin límite. Frases como ¡ mi mamá me entendería!, ¡me voy a lo de mi mamá!, ¡todo menos la vieja!; esto y más encierra el “ser argentino de hijo”, frente a la máma “celeste y blanca”.
Los hombres de esta tierra, demoran el “destete”, al ritmo de los cambios físicos (la barba “púber”, los granitos “chocleros”), van renovando su vestuario, gustos musicales y hasta incorporan la bebida. Pero lo más difícil es conseguir el despegue a la “jefa de la manada”.
El niño emite su primer vocablo: “ma..ma.. mamá”, en la escuela aprende a escribir sus primeras palabras: “mi mamá me mima”; en la adolescencia la defiende con uñas y dientes, alentado por canciones populares que dicen: “nadie se atreva a tocar a mi vieja…”. Al entablar una relación de pareja, su presencia inunda el hogar: “¡mi mamá lo hacía de otra forma!, ¡ a mi mamá le sale más rico!, ¡mi mamá me planchaba de otra manera!... ¡ MI MAMÁ, MI MAMÁ, MI MAMÁ!.
Las mujeres argentinas odian esta situación… pero frente a esto hay un solo consuelo. En el círculo de nunca acabar, ¡DESPUÉS DEL SUFRIMIENTO DE ESPOSA COMPARADA, VIENE LA ALEGRÍA DE SER LA MAMÁ PERFECTA!

miércoles, abril 07, 2004

A mi me contaron que…

El plato principal: diferentes alimentos en cantidad necesaria, frutas abundantes, mucho pero mucho alcohol; acompañado de : danzas y cantos a gusto.
Receta necesaria para alimentar cada año, antes de la siembra, a la amada PACHA MAMA.

Este tipo de festejos, creencias y mitos son parte del” folklore popular” de nuestro pueblo.
Muchos aseguran haber visto al lobisón, paseándose por los matorrales o conversado con duendes sentados a los pies de una cama.
De norte a sur de la Argentina, este tipo de historias van mudando de personajes, asustando a niños inocentes o siendo parte de las miles de aventuras narradas por padres y abuelos.
Sentarse con la guitarra al pie de una higuera, cantando hasta que lo sorprenda el amanecer, es el desafío a “salamanca”, elegido por solo algunos “gauchos guapos”.
Que hay de real en estos relatos?, que es lo que esconden estas historias? Es ignorancia o viveza criolla?
No podemos contestar a estas preguntas. Pero lo que si es cierto, es que la mayoría de los argentinos, crecimos creyendo en la llorona, las iguanas siesteras, y los espíritus ancestrales.
Por nuestra sangre, sin lugar a duda, corre la Pacha Mama y esta fantasía nos alimenta la fé y el asombro.

lunes, abril 05, 2004

Un karma de por vida


- Un argentino le dice a otro - ¿sabes lo que le falta a mi mujer para ser perfecta?
- Que sepa cocinar?
- No! Que sea huérfana


Apodos, Canciones, chistes, , se han merecidos las suegras argentinas a lo largo del tiempo. Los yernos, crueles para algunos realistas para otros, le han declarado la guerra a la “mamá” de sus mujeres, usando si es necesaria la “artillería más pesada”.

Muchos “machos argentinos”, aseguran que las suegras se involucran demasiado en las relaciones de pareja, que opinan de todo; desde que hay que cocinar hasta el colegio donde debe ir el nieto.
Éstas , en su descargo, comentan que siempre le dijeron a su hija que ese hombre nos les convenía, y por ello deben ayudar a la crianza de sus nietos.
Vivir en la misma casa, como es la costumbre de algunos argentinos, puede ser la antesala del suicidio o el devenir de una tragedia familiar.
Las historias de batallas entre estos dos protagonistas son infinitas, pero ¿quien piensa en la pobre mujer que debe lidiar con este par de “mercenarios” dispuestos ha hacer imposible la convivencia?.

“zapatero a su zapato”, respuesta a una legendaria contienda entre la “regalona abuela” y el “dueño del asador”, en la cual muchas veces, son pocas las nueces para hacer tanto ruido.



¿Amargo o dulce?

Los argentinos somos muy particulares. Hablamos de todo, opinamos de todo. Las tertulias con amigos, entremezcladas con el sabor de un mate bien caliente, sin importar el calor o la lluvia, son inseparables de la palabra argentino. Pero ¿sabemos realmente de que hablamos?
Con el tiempo los temas van cambiando, los personajes se modifican, el lenguaje ya no es el mismo, las mujeres y los hombres comparten la misma mesa; pero seguimos creyendo en nuestra capacidad de dar respuesta, en una noche, a las vicisitudes de este mundo.
Por eso este portal, porque queremos ser parte de estas mesas de amigos. Porque no nos gusta estar lejanos a las costumbres de nuestro pueblo, porque tenemos mucho que decir, y ganas de aportar. Porque somos argentino y nos interesa lo mismo que a vos, BIENVENIDO
ahhhh … ¡ yo quiero uno sin azúcar!


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